lunes, enero 09, 2006

Algo sobre un sostén 19/01/2005

ALGO SOBRE UN SOSTÉN, UNOS CUCOS (bragas) Y UN CALENDARIO

En estos momentos estoy observando la fotografía donde se puede ver la estatua de uno de los torsos desnudos que existen en el Paseo Marítimo, y créanme que no sé si sonreír o poner cara de póker; lo que sí me da rabia es cuando unos guarreras, ergo guarros y maleducados pintorrean esas obras de arte, manchándolas y afeándolas porque a ellos se les ha plantado en sus exiguos y vanos escrotos. Quizás éstos majarones e imbéciles que manchan esas obras y también los que destrozan los signos, últimos vestigios del anterior régimen, se creerán que son las autoridades las que lo abonan descontándoseles de sus emolumentos el costo; si serán mentecatos y estúpidos, si somos todos los contribuyentes los que con nuestros impuestos los que lo pagamos, so jilipollas. El sostén que le han colocado al torso desnudo del Paseo Marítimo a mucha gente le hará gracia y lo tomará como una jocosidad gamberra; otro le hubiera puesto unos cucos, (“niña, tápate que se te ve el pipiricuando por los cucos, decía una vieja”) lo que es la actual braga femenina. Yo creo que la persona que colocó el sostén en la obra de arte no es que esté en contra del desnudo femenino, solo es un imbécil que se quiso hacer el gracioso y nada más. La persona que denuncia el hecho de colocarle el sotén al desnudo dice: …. “ Qué es lo que buscan con este tipo de acciones”. No buscan nada, solo ser unos idiotas, y hay que felicitarse porque no le han hecho otra cosa peor.
Y ahora para que se nos quite la mala leche por los lamentables hechos de esta gentuza les diré que existe un calendario de bolsillo con dibujos de nueve animales y sendas leyendas con el titulo en el reverso de los meses cuyo título es: “La historia sexual del hombre”. Este calendario tuve que enseñárselo, y también que lo leyera, a un señor de edad lejana cuya lengua era muy expresiva en temas sexuales, manifestando que él aún era capaz (no capataz) de funcionar en el bien llamado fornicio como cuando tenía treinta años, y creo que pasa de las siete décadas. Empieza: “De los 10 a los 15 es como el mico: vive pelando la banana. De los 16 a los 20 es como la jirafa: se come todas las florecillas. De los 21 a los 30 es como el buitre: se come todo lo que le apetece. De los 31 a los 40 es como el águila: escoge lo que se va a comer. De los 41 a los 50 es como el papagayo: habla más de lo que come. De los 51 a los 60 es como el lobo: persigue a Caperucita Roja, pero se come a la abuela. De los 61 a los 70 es como la cigarra: canta, canta y no come. De los 71 a los 80 es como el cóndor: con-dolor aquí, con-dolor allá. De los 81 en adelante es como la paloma: solo caga”. Imagínense como quedó el “Picador de chinches bravas” al acabar de leerlo: tiró la sabana de fantasma y su fanfarria por los suelos, y se hartó de reír con ganas diciendo que la risa mueve no sé cuantos músculos de la cara, menos el que él deseaba. Tengo que decir que es un nuevo amigo, y además le gusta el puro y castizo cachondeo.
Reciban un cordial saludo.

Juan J. Aranda
Málaga enero de 2005